-Es el..- Dije entre un suspiro, estaba segura de que el había sido el culpable, el asesino.
-¿Segura señorita?- Preguntó el oficial.
-¿Quien vio al homicida?¿Usted o yo?- Dije antipática. Estaba furiosa por volver a ver ese rostro tan... Despreciable.
-Como diga señorita...-Suspiró-¡Torres!- Dijo el oficial llamando la atención de su compañero, cuya vista estaba situada también en los sospechosos -La señorita Spark reconoció al homicida... El número tres. Llévelo a la sala de interrogatorios, de nuevo-
-Claro- Dijo Torres asintiendo con la cabeza.
-Señorita Spark, le recomiendo que me acompañe, así cuando Mc'Connor salga no la reconocerá y así podremos mantener su protección- Advirtió.
-Bien- Dije mientras me retiraba de esa ventana con mis ojos fijos en el... Demostraban odio y mucho resentimiento.
-Señorita Spark, ¿Se siente bien?- Pregunto Torres.
-Si, si- Dije, con mi mirada situada en el suelo ya en la oficina del comisario.
No podía quitar su rostro de mi mente. Sus ojos oscuros, sus pelo revuelto, de aproximadamente 20 años, apuesto en verdad. ¿Pero quien diría que un chico semejante y tan joven sería un homicida?
El comisario Wilson interrupió mis pensamiento cuando ingresó a la oficina solidarizándose conmigo.
-No necesito solidaridad, necesito justicia...- Dije fría.
-La habrá- Aseguro Wilson con mucha decisión en sus palabras...
Salí esa tarde de la comisaría como a las cuatro y media de la misma, pero luego de días tras días, al fin logré encontrar al asesino del amor de mi vida... Joe.
Joe fue mi novio, el amor de mi vida, la mejor persona que he conocido en este frío y amargado mundo. No se porque dios me lo arrancó de las manos así, no se por que motivo, si no he echo nada malo, luego de 4 años de noviazgo nos íbamos a casar. Nunca le fui infiel, ni el tampoco a mi. No tengo idea de porque nos separo de esta forma... Todo comenzó hace 3 meses atrás...
Habíamos salido de la casa de Sam, mi amiga. Luego de una fiesta a causa de su cumpleaños. Ibamos con la moto, Joe conducía y yo atrás aferrada a el. Un auto se cruzó en nuestro camino en el cruce de la Avenida 39 y la Calle 12. Joe frenó con brusquedad y, al hacerlo inmediatamente bajaron unos tres hombre del auto. Que, a la fuerza, nos hicieron bajar de nuestra moto y tirarnos al suelo.
Una breve conversación entre ellos bastó para que Joe se levantara con rapidez y comenzara a pelear a puño limpio contra los delincuentes. ¿Porque? Porque ellos querían llevarme, se imaginarán que a Joseph no le cayó nada bien. Una patada horrible por parte de uno de ellos hizo que Joe cayera. Y allí... Comenzaron los insultos para el, y las amenazas...
Me tomaron del brazo con fuerza y con un revolver apuntaban a mi sien. Joe seguía arrodillado en el suelo, le faltaba el aire y comenzaba a escupir sangre. Yo estaba inmóvil, era un gran shock el de ver a mi novio en esa situación. Sentía como los nervios de los tres se intensificaban y nuestra posibilidad de vivir era cada vez... Menor.
En cuanto pudo recuperar el aire Joe volvió a levantarse para regresar al combate, pero no pudo. Un brusco y fuerte golpe con la parte posterior del revolver lo hizo regresar al suelo, ahora no solo escupía sangre, sino también sangraba su cabeza. Yo en cuanto lo vi volver a caer solo comenzé a gritar que no le hicieran mas nada, y le suplicaba a Joe que se tranquilizara. Gritaba aunque sabia que ninguno de los cuatro haría caso, pero no era por ello, sino porque tenía la esperanza de que alguien oyera...
Pero nadie. No oían o no querían oír, prefería creer que no oían.Los minutos parecían no correr y ellos al parecer tenían todo el tiempo del mundo. Las amenazas continuaban, los golpes también. Hasta que uno de los delincuentes dió la orden de que me hiciesen entrar al auto.
No se de donde sacó las fuerzas, pero al momento en que comenzaron a obligarme a caminar Joe se levanto con brusquedad. Y se abalanzó contra el que me estaba empujando. Inmediatamente otro golpe, otra patada fue a parar a su estómago. Aunque logró liberarme de nuevo cayó al suelo, me gritaba que corriera con las pocas fuerza que tenía. No podía hacerlo, no podía dejarlo. Pero el me lo suplicaba a gritos, y en cuanto vi que uno de los delincuentes venía hacia mi preferí correr a quedarme allí.
Solo corrí media cuadra hasta que escuché el ruido de carga de un revolver, voltee y vi como solo un delincuente quedaba frente a Joe, el auto y la moto había desaparecido...
Comenzé a llorar al ver como Joe lentamente se paraba frente al delincuente y caí de rodillas cuando vi como ese delincuente disparaba a Joe en el pecho, a quemarropa. El muy cobarde salio corriendo luego de eso, y yo corrí hacia Joseph para que al llegar verlo con sus ojos perdidos por algún punto del cielo, sangrando, su pulóver color crema se había teñido de rojo. Era una mezcla de sentimientos que me invadían, y muy pocos pensamientos. Veía a Joseph tendido en el suelo y sentía como su vida pendía de un hilo y yo... Que me sentía impotente al ver como la situación se me escapaba de las manos.
Solo llamé a la ambulancia que llegó pocos minutos después. Eran horas y horas que pasaban, ahora con rapidez, y ni una noticia. Llegaron los padres de Joe, sus hermanos, mis padres, Sam... Sam, que se sentía culpable y no se porqué, pero me había pedido varias veces que la perdone por no habernos pedido un Taxi.
Eran cuatro de la madrugada y yo sentada a un lado de la sala de emergencias decidida a quedarme allí todo el día si era necesario... Pero no lo fué, a las ocho treinta y cinco de la mañana salió el medico Robert Hill quién dio la terrible noticia de que a las ocho y media de la mañana Joseph, había abandonado este mundo... El silencio se apoderó de la situación, me dispuse a no llorar, no quería hacerlo, ya era demaciado con la familia de Joe... Pero cuando Denisse se acercó a abrazarme y susurrarme "Lo siento mucho Stephanie.." el llanto no se hizo esperar y comenzé a llorar junto con ella. Joe había muerto, y era mi culpa... Me senté y solo reiteraba esa frase, "Fue mi culpa" decía entre llanto y sollozos. Todos me lo negaban y yo sabía que lo había sido...
Una semana después...
Hoy, cumpliéndose 3 meses de su muerte aún lo siento presente. Lo único que me da impotencia es que al maldito cobarde, al asesino, lo consideraron "Loco" y lo declararon imputable... Malditos y estúpidos jueces corruptos.
Tomé un revolver que encontré en el placard de mi hermano, el es policía, suerte para mí. Sé que hoy Frederic Mc'Connor fue citado a declarar, así que esta es mi última oportunidad de cobrar venganza...
Tomé el revolver, lo guardé en mi bolso y salí normalmente de casa. Subí a mi auto y conduje hasta la departamental. Esperé varios minutos a que esa rata se dignase a aparecer... Así fue. Apareció con una chaqueta negra de cuero y un cigarrillo en la boca.
-Me las vas a pagar maldito cobarde...- Dije mientras salía del auto. Venía el muy tranquilo, hasta que me interpuse en su camino. Allí cambio su expreción de tranquilidad... A sorpresa.
-¿Te acordas de mi?- Le dije sonriendo maliciosamente.
-No- Dijo aún sorprendido, creo que no se esperaba mi reaparición en su vida.
-¡Que lastima! Porque yo aún no te olvidé...- Le dije levantándome ligera y disimuladamente la remera, lo suficiente como para que el pudiera ver el revolver... -Al auto, ahora- Le impuse.
-¿Que?- Respondió
-¿Eres sordo?... ¡Dije al auto!- Reiteré. El entró al auto sin objeción alguna. Tenía todo planeado. Logré que viajara tranquilo con solo una advertencia... -Haces un movimiento o intentas algo raro y te juro que te vuelo la cabeza- Advertí.
Llegamos a un campo lejos de la ciudad, me llevo tiempo encontrar un lugar lejos... Por lo menos lo suficiente. Lo obligué a salir del auto y caminar varios metros lejos del vehículo.
-Decime porque lo hiciste...- Dije fría apuntándolo.
-¿Que?- Preguntó desconcertado.
-¡Decime porque lo hiciste!... ¿Porque lo mataste?- Trataba de contener los insultos que querían salir de mi boca.
-Me obligaron... El que te tenia a ti me dijo que lo hiciera, sino caeríamos todos-
-No tenías que matarlo... Con un simple "Callate la boca y no digas nada" que el te hubiese echo caso... Se nota que no lo conocías- Dije conteniendo el llanto.
-Disculpame- Dijo el llorando estúpidamente e inútilmente.
-¡No llorés cobarde!¡Eso sos!... Sos un gran cobarde- Dije cargando el arma.
-No, no, por favor no lo hagas...- Suplicó.
-Decime... ¿Porque no? Si vos acabaste con la vida de el... ¿Porque yo no puedo acabar con la tuya?-
-Porque estoy seguro que sos mejor persona que yo...- Eso fue lo último que lo escuché decir. Gatillé, hice mi propia justicia.
-¿Quién dijo que no soy mejor persona que vos?... ¡Idiota!- Grité mientras corría hacia mi auto.
Conduje de nuevo hacia la ciudad, pero no hacia mi casa. Sino... Hacia el cementerio.
Caminé hasta llegar a su tumba donde caí de rodillas desplomando no solo mi cuerpo, sino... Mi victoria.
-Mi amor, hice justicia. Ese maldito pagó por lo que nos hizo mi amor...- Dije llorando desconsoladamente. Desempolvé de nuevo el revolver para esta vez, apoyarlo en mi sien, tal como aquel delincuente en esa noche...
Di por terminada mi lucha, así también como mi vida con una simple gatillada...
FIN.
Espero que les haya gustado. Skyler.
Carpe Diem.