miércoles, 6 de junio de 2012

No subestimes.

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa.
La camarera puso un vaso de agua en frente de él.
-"¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?" preguntó el niño. 
-"Sesenta centimos", respondió la mesera.
El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.
-"¿Cuánto cuesta un helado solo?", volvió a preguntar.
Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. -
"Treinta y cinco centimos", dijo ella bruscamente.
El niño volvió a contar las monedas. 
-"Quiero el helado solo", dijo el niño. 
La camarera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue.
El niño terminó el helado, dejó el dinero y se fue.
Cuando la camarera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. 
Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había los treinta y cinco centimos del helado y veinticinco más... de propina.

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