jueves, 16 de junio de 2016

A veces.

A veces me sorprendo de mis propios dones. De esa capacidad continua de poder quebrar mi ánimo y seguir como si nada.
A veces me pregunto si es realmente una cualidad, y es que realmente todo el tiempo estoy quebrando mi ánimo. Me siento vulnerable frente a todo―y todos―. Frágil como la porcelana. Constantemente al borde de la cornisa; a punto de caer en el abismo sin nadie que me respalde. Quizás es algo mío o quizás sea que la sociedad me volvió este pichón indefenso que soy hoy.
Últimamente no dejo de decir que me volví un fénix por inercia, y tristemente es cierto. Así como caigo en picada, vuelvo a levantar vuelo. Y muchos creerán que es maravilloso, pero no.
A veces simplemente me gustaría sentir el dolor. Explotarlo en mi pecho; agotar el sentimiento hasta que simplemente ya no pueda soportarlo y algo me obligue a superar la situación, pero desafortunadamente no puedo. Siempre que estoy cayendo, nunca toco fondo realmente. No sé qué es caer de lleno en una situación. Desconozco lo que es volverse curador de su propio dolor.
No poder sentir dolor por completo me limita a sentir dolor todo el tiempo. Raro, ¿no? Y es que para mí, los momentos nunca tienen un fin. Son un uróboros. Al no poder llegar al fondo de una etapa, al no poder experimentar esa sensación de que una determinada situación te hizo morder el polvo, destruyéndote por completo; nunca aparece la oportunidad de superarla. Una situación que nunca se supera, en el tiempo, se vuelve constante. Se vuelve sempiterno. Un martirio.
Nunca me permití llegar al fondo de un sentimiento porque tengo miedo de firmar un contrato de dependencia con él, y no poder salir jamás. Mi mayor miedo es caer en la tristeza y no querer levantarme nunca.
¿Cómo puedo ser tan frágil y tan fuerte a la vez? ¿soy un pichón de fuego o realmente un ave fénix? ¿qué tan contradictoria puedo ser como para que ambas cualidades convivan en paz, formando así mi carácter? ¿cómo puede ser que aún no haya colapsado frente a todo este dolor que siento, y frente a toda la fuerza voraz que hay en mi pecho y que no me permite caer totalmente?
Sigo intentando deliberar si soy vulnerable o fuerte. Creo que ambas, creo que ninguna; al menos no por completo.
A veces de tantas cosas que siento, termino por sentir nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario