Y en este momento todo se derrumba.
Siento esas palabras, que alguna vez me hicieron sentir en casa, como hoy son la razón que me aferra a un pasado que no puedo enfrentar. A un capítulo que no puedo concluir. Ni de leer, ni de escribir.
Somos algo que nunca termina.
Sos alguien que puso un punto final donde yo apenas comenzaba a escribir un signo de interrogación. Sos alguien que no pudo con su ansiedad. Soy alguien que no puede con su angustia.
Siento como las llamas se alzan y vuelven contra mí. Me envuelven, pero no me dañan. Un fénix jamás es consumido por su propio fuego. Tampoco me dejan escapar. Es una cárcel, sos una cárcel.
Un laberinto entre el deber y el querer, un salto al vacío, un huracán. Eso sos, un peligro.
La noche cae de sorpresa y me encuentra pensando en todas las cosas que pudieron ser, y no fueron. En todo lo que pudimos lograr, y acá estamos.
La luna me aconseja que me duerma porque si la tormenta que se avecina me encuentra, no podré maniobrar en el cáos. Yo solo quiero poder manejar mis pensamientos.
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